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ASPECTOS SICOLÓGICOS DE LA ESGRIMA
Es imposible la elaboración de métodos efectivos de entrenamiento deportivo sin el estudio de las peculiaridades y leyes psicológicas de la actividad deportiva y la personalidad del deportista como sujeto de esa actividad.
Como bien expresa Gueron (1973), "...los factores que determinan el carácter psicológico específico de una disciplina dada, están condicionados por la estructura motora de la actividad, por la ejecución deportiva y las demandas de ésta sobre el deportista y sus acciones".
Las exigencias constituyen una base esencial para la valoración de la aptitud, al mismo tiempo que expresan las direcciones más importantes del desarrollo de la personalidad en una modalidad deportiva determinada.
Rokusfalvy (1981) expresó que una aptitud para la disciplina deportiva específica significaba la concordancia entre las propiedades y capacidades de un deportista y las exigencias de esa disciplina, es decir, concordancia entre la actividad específica y la personalidad general del deportista, lo que constituye una premisa para un buen resultado estable en su desempeño.
Numerosos autores han abordado estudios encaminados a establecer metodologías para la determinación de los perfiles de exigencias y criterios para la selección de talentos.
Así pues, el punto de partida fundamental para el trabajo de preparación psicológica con los deportistas de las diferentes modalidades deportivas, debe ser el estudio de las características del deporte que se trate y con ello el establecimiento del perfil de exigencias psicológicas del mismo, para así poder contribuir al desarrollo de las cualidades que estas exigencias demandan de los atletas que practican dicho deporte.
En investigaciones realizadas en nuestro Departamento de Psicología del Instituto de Medicina del Deporte de Cuba, se establece el Perfil de exigencias para la esgrima, atendiendo a un conjunto de 30 cualidades valoradas como importantes o muy importantes, entre las que se encuentran las siguientes:
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Adecuado nivel de motivación.
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Elevado desarrollo de las cualidades morales y volitivas (disciplina, tenacidad, decisión, perseverancia, dominio de sí, iniciativa e independencia, audacia, sentido crítico).
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Percepciones altamente especializadas y manipulación correcta del arma (sentido de la distancia-profundidad, sentido del arma, sentido del momento, de las dimensiones y zonas de desplazamientos, etc.).
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Buena velocidad y precisión de la reacción.
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Adecuadas reacciones de anticipación.
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Precisos cálculos visuales de espacio y tiempo (capacidad de observación).
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Coordinación, rapidez y precisión de movimientos (ojos-manos-pies).
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Alta capacidad de concentración de la atención y otras cualidades de la misma.
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Elevado volumen de conocimientos técnico-tácticos y de razonamiento táctico, abstracto y pensamiento práctico-motor, operativo, solucionador de problemas. (capacidad intelectual).
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Capacidad de representación mental de la acción.
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Adecuados mecanismos reguladores (emocional y de la acción).
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Desarrollo de buenas relaciones sociales que le permitan ser capaces de interactuar desde el punto de vista funcional-deportivo en las competencias por equipo y no perder la iniciativa individual (colectivismo).
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Capacidad de carga psíquica.
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Cualidades físicas (rapidez, resistencia, fuerza, flexibilidad, etc.).
No hemos tenido en cuenta el orden de importancia en esta presentación, por tanto no quiere decir que las últimas sean menos importantes que las primeras, pues la mayoría tienen semejante grado de importancia y como en toda actividad humana en muchos de los casos el mayor desarrollo en unas compensa el menor desarrollo de otras y se complementan en general cuando el sujeto tiene elevados niveles de rendimiento.
Veamos cómo se manifiestan estas demandas en la práctica de forma operativa.
Primeramente hablamos de una adecuada motivación. La motivación es un elemento rector de la conducta humana, le da dirección a la misma, hace que el individuo luche por sus objetivos y pueda lograr elevados resultados. No podemos hablar de elevados resultados deportivos sin una fuerte motivación, pues el deporte de alto rendimiento exige grandes sacrificios y jornadas agotadoras, muchas veces monótonas en aras del perfeccionamiento atlético. La motivación por el éxito solo será efectiva en la orientación de su conducta si ocupa un lugar en su jerarquía de motivos.
Íntimamente unido a ello, el esgrimista necesita un elevado desarrollo de las cualidades de la voluntad, para superar los obstáculos y dificultades tanto intrínsecas como extrínsecas y aspirar en todo momento a la victoria, esto requiere de una gran perseverancia para poder alcanzar sus objetivos y no decaer hasta lograrlos por difícil que sea, tenacidad para luchar a través de las largas jornadas competitivas, decisión para ejecutar con rapidez y precisión las acciones en el momento oportuno, sin vacilaciones, pues ello daría al traste con el resultado de sus acciones. Debe desarrollar iniciativa e independencia para actuar por si mismo ante las inesperadas acciones del contrario independientemente de las orientaciones de los demás, audacia para tomar decisiones en momentos de extrema tensión donde un toque decide un combate o una medalla y para ello necesita también poseer dominio de sí, tanto de sus emociones como de su conducta para poder demostrar las acciones técnico-tácticas que debe realizar y por ello necesita una firme seguridad en sus propias fuerzas.
El esgrimista debe poseer una adecuada autovaloración, reconocer sus errores, sus puntos débiles y fuertes no solo acerca de su actuación en el combate, sino de su preparación, de los contrarios, tener sentido crítico para evaluar con justeza sus verdaderas posibilidades y la de los contrarios. Si bien puede ser muy negativa una subvaloración, también puede serlo una sobre valoración, lo que conllevaría posteriores frustraciones.
La esgrima es un deporte altamente complejo, en los combates se requiere dominar gran cantidad de elementos técnico-tácticos y el atleta debe estar constantemente concentrado en los movimientos del contrario y en aquellos elementos que son significativos para orientar el combate, sin distraerse con todos los demás estímulos que lo rodean, por ello necesita una buena concentración y estabilidad de la atención y una buena capacidad de observación pues la mayoría de la información la recibe a través de los analizadores visuales y motores, tratando de adivinar las intenciones del contrario sin dejarse engañar por las fintas o elementos no significativos y aquí entra la necesidad del desarrollo de percepciones altamente especializadas: sentido de la distancia, del momento, sentido del arma, nitidez de las sensaciones músculo motoras, sobre todo al entrar en contacto con el contrario para discriminar sus posibilidades de acción teniendo en cuenta la presión y posición sobre su arma (el sentido del arma, que implica que el atleta llegue a sentirla como una "prolongación de su brazo"). A su vez debe tener sentido de la distancia para mantener la separación adecuada del contrario aún al desplazarse sobre la pista. El sentido del momento hace que las acciones sean oportunas y esto implica también adecuadas reacciones de anticipación para descubrir a tiempo las intenciones del contrario y ejecutar sus propias acciones en el momento preciso, ni antes ni después, tanto en acciones ofensivas como defensivas.
El esgrimista necesita además coordinación, rapidez y precisión de movimientos, fundamentalmente del movimiento sincronizado de los pies y el brazo armado. Hemos observado esgrimistas que inician sus acciones con los pies sin la correcta extensión del brazo, con lo que varían la distancia necesaria propiciando un momento favorable al contrario para contraatacar o ganar la prioridad del ataque. Todas estas sensaciones motoras se desarrollan en el proceso de entrenamiento y adquieren carácter especial de acuerdo a las peculiaridades motoras de cada arma.
Las acciones en esgrima se desarrollan con extrema rapidez y pueden decidirse por centésimas de segundos o de centímetros, por lo que el esgrimista necesita una buena velocidad de reacción y precisión de la misma, así como velocidad de movimiento para lograr reaccionar y ejecutar la respuesta con toda rapidez. Es particularmente importante la velocidad de reacción compleja, pues el atleta debe reaccionar de forma precisa y adecuada ante los diferentes estímulos visuales que recibe.
La respuesta que da el atleta está condicionada por su arsenal técnico-táctico, por ello es también fundamental el desarrollo del pensamiento táctico y práctico, operativo. El esgrimista debe realizar operaciones de análisis, síntesis, deducciones, en un tiempo muy breve y solucionar el problema para llevar a feliz término el combate. Por esto es importante que el esgrimista posea una adecuada movilidad de los procesos nerviosos, para responder ante las acciones cambiantes de la actividad. Se plantea como óptimo un sistema nervioso fuerte, equilibrado y móvil. Todas estas demandas conllevan un adecuado desarrollo de la capacidad intelectual en el esgrimista de alto rendimiento deportivo, lo que permite que el atleta tenga una mente ágil, capaz de analizar y sintetizar, distinguir lo principal en una situación, comprender, comparar y combinar todos los datos con sus posibilidades técnico-tácticas y orientarlas en el combate para obtener el triunfo.
Como es lógico suponer para que un atleta logre desarrollar todas estas cualidades y capacidades debe mantener una correcta disciplina, manteniendo una conducta adecuada en entrenamientos y competencias con un elevado cumplimiento del plan de entrenamiento y del reglamento establecido.
También planteamos que el esgrimista debe poseer sentido de colectivismo, el entrenamiento de esgrima necesita del otro ya que obligatoriamente muchas acciones se realizan en parejas y es fundamental que el atleta sea capaz de interactuar desde el punto de vista funcional deportivo. Además debe realizar competencias por equipo y asumir la responsabilidad que le toque en cada momento, incluso cuando deba poner los intereses del equipo por encima de los suyos propios si es necesario para obtener la victoria.
Por último, no queremos dejar de mencionar que dentro de las cualidades físicas fundamentales que debe desarrollar el esgrimista, se destacan la fuerza, fundamentalmente de piernas, la resistencia especial debido a las características agotadoras de las competencias de esgrima, la flexibilidad por la amplitud de movimientos necesaria y la velocidad.
Algunos resultados de investigaciones realizadas en trabajos realizados con esgrimistas elites cubanos por Cruz (1990) con un cuestionario confeccionado para evaluar las cualidades del perfil de exigencias a través de la autovaloración de los atletas y la valoración de los entrenadores, encontró relaciones significativas entre la autovaloración de los atletas y la valoración de los entrenadores a niveles de significación de 0.01 y correlaciones de 0.93 0.91,y 0.84 en atletas masculinos de espada, florete y sable respectivamente, lo que apunta hacia una adecuada autovaloración de estos atletas, cuestión esta muy importante para la regulación de su conducta como ha sido constatada por diferentes investigadores como: González en 19805, 19796, Savenko (1983) y Roloff 8, en 1983.
Este resultado fue reafirmado posteriormente al constatar que aquellos atletas de mejor adecuación en su autovaloración, alcanzaron mejores rendimientos en la competencia, siendo similares a los encontrados por González en 1982 y García Ucha en 1987 en trabajos con tiradores y voleibolistas elites.
Las cualidades de la voluntad y el control emocional, la motivación y las cualidades implicadas en las distintas fases de la acción táctica (percepción de la situación problema, desarrollo del pensamiento táctico, inteligencia, y solución motriz, anticipación y precisión de la reacción), fueron encontradas como fundamentales para los atletas elites.
En estudios realizados en nuestro departamento con atletas elites, se han encontrado también relaciones entre muchas de las cualidades mencionadas en el perfil de exigencias de esgrima y el rendimiento deportivo como por ejemplo:
- Vidaurreta (1987) demostró relaciones significativas entre la inteligencia y el razonamiento táctico.
- Rivero (1989) encontró en un estudio con clavadistas de alto rendimiento relaciones entre el rendimiento deportivo y los rasgos de perseverancia, decisión y sentido del deber de los atletas.
- Rivero y Rodríguez (1992) llegaron a las siguientes conclusiones en trabajos con tenistas:
-Los atletas más ansiosos, con poca capacidad de adaptación y poco control de la tensión, obtuvieron peores resultados competitivos.
-Los atletas de mejor capacidad de reacción fueron los de mejores rendimientos.
-Los atletas de mejor capacidad de concentración de la atención perdieron menos partidos y obtuvieron mejores resultados.
- Rivero y Rodríguez (1992) en un trabajo realizado con arqueros encontraron que las cualidades de la atención influyen positivamente con el rendimiento, con correlaciones de 0.68,0.71 y 0.76 respectivamente y también correlacionaron altamente significativas, las capacidades coordinativas y el rendimiento deportivo con valores de 0.89,0.80, y 0.86.
- Rodríguez y Rivero (1994) demostraron en trabajos con gimnastas, que cuando la carga psíquica era elevada el rendimiento deportivo disminuía.
- Cruz (1990) como resultado de la aplicación de una batería de pruebas para medir el desarrollo de las cualidades del perfil de exigencias en esgrimistas de alto rendimiento, demostró que los perfiles de personalidad de los atletas en la muestra estudiada no diferían en gran medida entre las distintas armas.
Se encontraron atletas con una Actividad Nerviosa Superior adecuada, cuestión esta que condiciona la adaptación del organismo al medio que lo rodea. En este sentido los trabajos de Mineev y Baranova 18 en 1969 demuestran que los esgrimistas que no poseen un sistema nervioso equilibrado, desarrollan el estado de prearranque prematuramente ante la competencia y se produce en ellos una sobre excitación que influye negativamente en su rendimiento.
Según Eysenck (1973) la ausencia de neuroticismo en la muestra estudiada indica que son individuos perseverantes, con fuerza de voluntad, confianza, estabilidad emocional, iniciativa y organización estable de la personalidad.
Los resultados de este trabajo demuestran que la población estudiada posee una estructura de personalidad que les permite la regulación necesaria de su conducta para desempeñarse con éxito ante las exigencias del deporte. Lo anterior se reafirma con el rendimiento deportivo alcanzado por estos atletas, el cual se correlacionó con el grado de desarrollo alcanzado en las cualidades estudiadas, resultando una relación muy significativa de 0.93 para el equipo nacional de esgrima en su conjunto y de 0.98, 0.93, y 0.87 para las diferentes armas, espada (m), florete (m), sable y florete (f) respectivamente. En trabajos realizados posteriormente, Rivero (1996) corroboró algunas de estas conclusiones y encontró cuestiones novedosas, por ejemplo : (en atletas de espada elites) características de personalidad de estabilidad-extraversión (como promedio), con una mayor tendencia a la extroversión en las mujeres, siendo un grupo de elevados rendimientos deportivos, manifestando elevada intensidad de la motivación hacia el deporte y exhibiendo perfiles óptimos de estados de ánimo ante las competencias fundamentales de envergadura, semejantes a los perfiles descritos por Morgan (1980) como Perfil Iceberg de atletas con elevados rendimientos deportivos.
Si analizamos los resultados expuestos hasta aquí, podemos concluir que el trabajo realizado a través de estos años tomando como base el perfil de exigencias de la esgrima establecido en nuestro departamento, ha sido exitoso y ha servido de punto de partida para dirigir el trabajo de preparación psicológica de los atletas por un camino correcto.
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Autoras: Lic. Sonia Rivero Cortés (Cuba) y Lic. Ivonne Rodríguez Calvo (Cuba)